Jaume Radigales. Teatre Lliure (17/02/2010)
¿Bajo qué epígrafe colocar esta crítica? ¿Música clásica? ¿Teatro? Bien podría ser crítica de Santos tout court, porque el artis- ta de Vinaròs es, más que inclasi- ficable, un género en sí mismo: Santos inventa y se reinventa, crea, recrea y se recrea y demues- tra que es uno de los artistas más interesantes, coherentes y serios de cuantos hay entre nosotros.
La pantera imperial es un clási- co de la factoría Santos que con- tiene lo mejor que ha dado el va- lenciano al mundo del espectácu- lo. Su lectura y relectura de Bach revive con parte del cast original (1997) al que se unen nuevos ar- tistas, bajo el gesto electrizante de un Santos en estado de gracia ante, bajo o entre los teclados de los pianos de cola y de la pianola andante. Santos divierte y se divierte, y, con vitalismo mediterráneo, revisita a Bach bajo un pris- ma personal en el que sexo, músi- ca y circo se dan la mano a través de cuadros sugerentes en los que el equipo (impecables Antoni Co- mas, Inés Borrás y el coro Lieder Càmera) traspasa el escenario para deleite del respetable.