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Cuarteto vocal

Mitjà de comunicació:
La Vanguardia
Data de publicació:
22 de set. de 2018
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... el coro trabajó con vehemencia en el Schönberg mientras que la masa coral en Beethoven fue correcta...
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9a Beethoven; David Niemann; OSV; Palau de la Música Catalana

Orquestra Simfònica del Vallès

Intérpretes: OSV, Cor de Cambra de Granollers y Cor Lieder Càme­ ra (Josep Vila i Casañas, director)Director: David Niemann

Lugar y fecha: Palau de la Música (22/IX/2018)

JORGE DE PERSIA

Apertura de temporada de la Or­questra del Vallès en el Palau, ciclo sinfónico que comparte con el operístico en su ciudad de Saba­dell, y que nos propone una tem­porada con un par de directores reconocidos como Rubén Gime­no, su antiguo titular, y Víctor Pa­blo Pérez, que aporta brillo y expe­riencia.

En este concierto inaugural se pre­sentó el joven director alemán Da­vid Niemann nada menos que con la Novena de Beethoven y, de Schönberg, Un superviviente de Varsovia, obra breve, testimonial, que coordina texto –en este caso traducido al catalán– y música in­cidental, que narra un episodio que podría haber ocurrido en uno de los campos de exterminio del III Reich. Una narración que Schönberg construye con ejem­plar y conmovedor dramatismo de carácter épico. La versión, sin em­bargo, careció de tiempo suficien­ te para digerir la emoción, en manos de un director con prisas, que además la interpretó entre el se­ gundo y el tercer movimientos de la sinfonía de Beethoven. Además, la buena narración del actor Fermi Reixach, por muy amplificada, fue en contra del equilibrio dialéctico con la orquesta, que enlazó sin pausa el dramático final coral de la obra con el comienzo del Adagio de Beethoven. En fin, detalles que se sumaron a una versión dema­ siado rápida de la Novena. Pero no sólo eso, sino que el primer movimiento resultó una secuencia su­ perficial de la música, sin contras­tes, con pasajes desmedidos en so­noridad –por momentos el timbal reinaba– y con desorden en las fi­las, a causa de un director que al parecer se sabía la partitura pero que dio prioridad a su “entusiasmo” marcando con movimientos exagerados e inútiles, y por momentos contradictorios, con cuerpo, brazos y hasta pies en una dan­za personal inaudita. Todo fue más sosegado en el scherzo que se presta más a las velocidades, y el resto de la obra recuperó musicali­dad.

Hay que señalar que hay buenos músicos en esta orquesta, y que di­rectores (o programadores) desaprovechan, ya que por ejemplo en el último movimiento la sección de cellos lo hizo muy bien en intensidad, expresión y homogeneidad, así como las maderas aportaron notoriamente en el Adagio. El cuarteto vocal resultó escaso en varios sentidos en su cometido y el coro trabajó con vehemencia en el Schönberg mientras que la masa coral en Beethoven fue correcta, a falta de mayor intensidad.